Transparencia: información con criterios

Uno de los ejes principales de la Transparecia es la publicidad activa, donde la información es relevante, es el elemento entorno al que gira el mismo concepto de transparencia, la base sobre la que se sostiene. 

Es correcto pensar que sin información no hay transparencia, puesto que para conocer cómo se toman las decisiones políticas, cómo se manejan los fondos públicos o bajo qué criterios actúan las Instituciones Públicas es necesario conocer los datos, tener la información adecuada. 

Pero, ¿a mayor información, más transparencia? Esta es una pregunta clave para emprender una estrategia correcta en el ámbito de la transparencia.

Como principio general, la Ley de Transparencia establece que los sujetos correspondientes publicarán de forma periódica y actualizada la información cuyo conocimiento sea relevante para garantizar la transparencia de su actividad relacionada con el funcionamiento y control de la actuación pública, y detalla que la publicación será clara, estructurada y entendible para los interesados, y preferiblemente en formatos reutilizables, comprensible, de acceso fácil y gratuito y conforme al principio de accesibilidad universal y diseño para todos.

La publicación, por tanto, va condicionada a una serie de criterios para que la información sea útil, tenga sentido y permita una mejor fiscalización de la actividad pública. Sin estos criterios, la información se convierte en un argumento para la confusión, y la publicación indiscriminada de datos, sin ningún criterio crea confusión, o no es inteligible para los ciudadanos, no proporciona una mayor transparencia, y no contribuye a un mayor conocimiento efectivo de las Instituciones.

La estrategia está no tanto en la cantidad, sino en la calidad de los datos que se proporcionan, y en la aplicación concreta de cada uno de los criterios detallados en las normas aplicables sobre la información de obligada publicación.

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